Vengo a devolver
los siguientes artículos:
Los fabulosos atavíos del romántico,
los devuelvo;
ya no me sirven.
Su aparato para tener sueños lúcidos,
lo devuelvo;
ya no sé soñar.
Estos pedestales para la adoración ciega,
los devuelvo;
ya nadie cabe en ellos.
Sus brebajes para la enajenación poética,
los devuelvo;
me han hecho enfermar.
Estos asientos para observar la luna,
los devuelvo;
es un astro cruel.
Y la metralleta de palabras,
me la quedo;
el amor ataca siempre.