El Soldado Bohemio tiene una
metralleta que dispara palabras. Algunas son de salva, pero otras se entierran
como saetas en el corazón de los interlocutores. Hay rumores sobre muchachas
que por un susurro murieron lenta y placenteramente. ¡Qué certero puede ser!
Cuentan que los nombres de antiguas amantes son su munición más letal; y ahí
radica su gran desgracia: no puede evocar el amor pues con él llegará,
irremediable, la muerte. El uno se glorifica en la otra.
***
En uno de mis paseos por el
parque, me sorprendí al ver puntos sangrientos en el piso. Comencé a seguirlos
y el rastro me llevó hasta una banca
frente a la iglesia en donde estaba, cabizbajo y envuelto en la luz cetrina que
había bajo los árboles, el Soldado Bohemio. Me acerqué a él y al notar mi
presencia me miró y quitó su mano derecha de su costado izquierdo; vi la herida
que ya teñía su viejo uniforme. Le pregunté que qué había sucedido. “Cargo con
demasiados recuerdos. Esto me tenía que pasar, algún día.”
Excelente esta romántica segunda parte de las desgraciadas aventuras del soldado bohemio. Interesante personaje: Un uniforme militar relleno de una mezcla de bohemio, hippie y casanova, que recorre las calles con su corazón sangrante y su metralleta de palabras (la palabra metralleta me remite a mi infancia), una contradicción.
ResponderEliminarAsí es viejo Dani... un sátiro y místico errante u_u
ResponderEliminarOsmar, si yo estaba ausente, tu estabas pero desaparecido. Me gustó mucho este escrito, tiene imágenes muys fuertes... ¿será necesario dejar de cargar recuerdos?
ResponderEliminarBueno parce, muy bueno.
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