lunes, 11 de febrero de 2013

Oda al poeta que quise ser

Hubo un tiempo
en el que cantaba
a las calles,
a los neones y
a la divertida desidia
de mi primera juventud.

Esta nostalgia
se hizo melancolía
y las calles
ya no me enamoran
se me hacen sosas
y vacías.

Ya no canto a nada
y espero un golpe de fuego.

Tan sólo soy
sombrío espectro:
vagando entre recuerdos,
reviviendo heridas,
enfermizo y lento.

El mundo avanza
y yo sigo quieto.
Ergo, he muerto.

Todo esto se dio,
lo sé muy bien,
cuando el amor dejó
de ser misterio:
se convirtió
en otro inmueble
y perdió así
su fuego arrebatador.

Comprendo bien,
eso sí,
lo que llaman desamor:
es la amarga certeza
de que el otro
se escapó,
lo perdimos,
o murió.



3 comentarios:

  1. Que me guste tanto, me hace sentir muy identificado. De mi parte, no lograría ser esperanzador ni siquiera recordándote que eres el mito que vivas, que la vida es inevitable o que todo fuera de la felicidad es un pretexto, PERO al menos permítete confiar en que la sensibilidad no es para que te hieras sino para trascender la poesía que eres y no sólo a ese "poeta que quisiste ser". Te admiro! Un abrazo, amigoide!

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  2. Cuando uno escribe una oda al poeta que quiso ser, debe ser porque siente que la letras se le salen por los dedos.

    Osmar, me gustaría que me contaras por qué empezaste a escribir en, quiero oir tu historia. http://laotramediaveronica.blogspot.com/2013/03/eres-escritor.html

    Un abrazo!

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