Los parajes místicos
eran los únicos
que conocía.
Su esencia era
la de viajero espiritual.
Era además
innegable
su vocación
de filósofo del silencio.
Inconmesurables misterios
se explayaban en su cabeza
cada vez que visitaba la montaña.
Sobra decirlo,
nuestro amigo era
una sola energía
que irrumpía en el espacio,
ahuyentando la nada
y erigiéndose en el vacío.
maldito hippie :D
ResponderEliminarjajaja déjeme :P
ResponderEliminarLike!
ResponderEliminarI like que te like! :)
ResponderEliminarJajaja! Feliz año amigo!
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